Parece ser que una de las mayores prioridades del Sr. Tabaré Vázquez de cara al 2007, será potenciar lo que se conoce como el “País Productivo”.
Estas iniciativas siempre son bienvenidas, pero mucho me temo que todo quedará en deseos y poco en realidades. Y es que, para llegar a un verdadero “País Productivo”, hay que implicarse en verdaderas y profundas reformas que no creo que el Sr. Vázquez esté dispuesto a abordar.
El gobierno debe actuar con una mayor imparcialidad, actuando como arbitro de la situación económica y laboral (este seria otro tema a tratar, la actualidad legislación laboral). Uruguay ha pasado de gobiernos alineados con una especie “caciquismo” empresarial a un gobierno actual totalmente identificado y promotor del actual “libertinaje sindical”. Recordemos como está la actual situación de ocupaciones de empresas privadas (Dancotex, Vanni, etc) donde el ministro Bonomi se alineó claramente con los sindicatos que actuaron y actúan con salvajes maneras “piqueteras”.
Sin empresarios privados es imposible crear ningún plan de creación de empleo, de “país productivo”, ni nada. El gobierno debe articular todos los resortes y medidas necesarias para crear un clima económico y laboral dirigido a fomentar la inversión privada, y recortar la burocracia y actual “estatalización” del país.
¿Por qué hay sectores como los políticos, funcionarios públicos, sindicalistas e incluso algunos empresarios que abogan y defienden esa “estatalización”?.
Porque con un mercado más libre, más privatizado y más abierto, esos políticos, esos funcionarios, esos sindicalistas y esos empresarios perderían todo el poder y toda la influencia que actualmente tienen sobre la economía, el comercio, sobre los subsidios, protecciones y privilegios de todo tipo.
Los sindicatos y empresarios uruguayos deben cambiar de forma radical su mentalidad y su visión de país-sociedad.
Los sindicatos están instalados aún en ideales retrógrados y trasnochados como la lucha de clases y en el mantenimiento de privilegios inasumibles por el país y su sociedad. Su razón de ser es la lucha por la consecución de salarios imposibles y eternos. Para ellos es preferible que haya un trabajador percibiendo 400.000 pesos y otro desempleado, a tener dos trabajadores percibiendo 200.000 pesos.
Por su parte los empresarios uruguayos, buscan y pretenden afanosamente la exportación de sus productos a los grandes mercados extranjeros, pero no les gusta la importación de productos desde esos mercados extranjeros. Pretenden que todo sea beneficios, sin riesgos de ningún tipo. Pretenden economías cautivas, es decir, son más mercantilistas que capitalistas.
El gobierno uruguayo debe preocuparse por implementar una reforma laboral que proteja los derechos de los trabajadores sin perjudicar la capacidad de generación de inversión por parte de los empresarios. Debe fomentar un clima de inversión por parte del capital tanto nacional como extranjero.
Por que el capital es un elemento fundamental que debe y tiene que contribuir en ese “País Productivo” que se pretende. Sin esos inversores, sin esos empresarios, Uruguay por si solo no puede implementar medida alguna para crear empleo y dinamizar la economía del país.
Sr. Vázquez, aquellos países con las economías más abiertas, menos estatalizadas, menos burocratizadas y sindicalizadas, son los que mejores políticas sociales disfrutan. Por que no hay mejor política social, ni mejor plan de emergencia que el mayor numero de gente tenga empleo y por tanto ingresos.
Estos ingresos que se convertirán en gasto a través de la compra de alimentos, productos y servicios, generarán otros ingresos y así de forma continua, generando una “espiral” que hace crecer la economía y el estado de bienestar de un país. Lo que ocurre que el mayor motor para lograr esa “espiral” es el sector privado a través de la capilaridad que pueden conformar las pequeñas y medianas empresas complementadas con grandes corporaciones internacionales.
Y es que Estado no debe ser el invento de algunos (sindicatos, funcionarios, jerarcas de empresas públicas, etc.) para vivir a costa de los demás.
Estas iniciativas siempre son bienvenidas, pero mucho me temo que todo quedará en deseos y poco en realidades. Y es que, para llegar a un verdadero “País Productivo”, hay que implicarse en verdaderas y profundas reformas que no creo que el Sr. Vázquez esté dispuesto a abordar.
El gobierno debe actuar con una mayor imparcialidad, actuando como arbitro de la situación económica y laboral (este seria otro tema a tratar, la actualidad legislación laboral). Uruguay ha pasado de gobiernos alineados con una especie “caciquismo” empresarial a un gobierno actual totalmente identificado y promotor del actual “libertinaje sindical”. Recordemos como está la actual situación de ocupaciones de empresas privadas (Dancotex, Vanni, etc) donde el ministro Bonomi se alineó claramente con los sindicatos que actuaron y actúan con salvajes maneras “piqueteras”.
Sin empresarios privados es imposible crear ningún plan de creación de empleo, de “país productivo”, ni nada. El gobierno debe articular todos los resortes y medidas necesarias para crear un clima económico y laboral dirigido a fomentar la inversión privada, y recortar la burocracia y actual “estatalización” del país.
¿Por qué hay sectores como los políticos, funcionarios públicos, sindicalistas e incluso algunos empresarios que abogan y defienden esa “estatalización”?.
Porque con un mercado más libre, más privatizado y más abierto, esos políticos, esos funcionarios, esos sindicalistas y esos empresarios perderían todo el poder y toda la influencia que actualmente tienen sobre la economía, el comercio, sobre los subsidios, protecciones y privilegios de todo tipo.
Los sindicatos y empresarios uruguayos deben cambiar de forma radical su mentalidad y su visión de país-sociedad.
Los sindicatos están instalados aún en ideales retrógrados y trasnochados como la lucha de clases y en el mantenimiento de privilegios inasumibles por el país y su sociedad. Su razón de ser es la lucha por la consecución de salarios imposibles y eternos. Para ellos es preferible que haya un trabajador percibiendo 400.000 pesos y otro desempleado, a tener dos trabajadores percibiendo 200.000 pesos.
Por su parte los empresarios uruguayos, buscan y pretenden afanosamente la exportación de sus productos a los grandes mercados extranjeros, pero no les gusta la importación de productos desde esos mercados extranjeros. Pretenden que todo sea beneficios, sin riesgos de ningún tipo. Pretenden economías cautivas, es decir, son más mercantilistas que capitalistas.
El gobierno uruguayo debe preocuparse por implementar una reforma laboral que proteja los derechos de los trabajadores sin perjudicar la capacidad de generación de inversión por parte de los empresarios. Debe fomentar un clima de inversión por parte del capital tanto nacional como extranjero.
Por que el capital es un elemento fundamental que debe y tiene que contribuir en ese “País Productivo” que se pretende. Sin esos inversores, sin esos empresarios, Uruguay por si solo no puede implementar medida alguna para crear empleo y dinamizar la economía del país.
Sr. Vázquez, aquellos países con las economías más abiertas, menos estatalizadas, menos burocratizadas y sindicalizadas, son los que mejores políticas sociales disfrutan. Por que no hay mejor política social, ni mejor plan de emergencia que el mayor numero de gente tenga empleo y por tanto ingresos.
Estos ingresos que se convertirán en gasto a través de la compra de alimentos, productos y servicios, generarán otros ingresos y así de forma continua, generando una “espiral” que hace crecer la economía y el estado de bienestar de un país. Lo que ocurre que el mayor motor para lograr esa “espiral” es el sector privado a través de la capilaridad que pueden conformar las pequeñas y medianas empresas complementadas con grandes corporaciones internacionales.
Y es que Estado no debe ser el invento de algunos (sindicatos, funcionarios, jerarcas de empresas públicas, etc.) para vivir a costa de los demás.
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