Aunque pueda haber visitantes a este blog que les pueda joder o entiendan que pretendo dar lecciones desde acá el hemisferio norte (que por circunstancias de la vida es donde vivo y trabajo) me he propuesto escribir sobre temas no relacionados únicamente con el Uruguay. Así es que voy a hacer caso a Ama-gi de Uruguay Agoniza que me pidió que siguiera el blog desde acá con temas diferentes y mientras mi tiempo me lo permita así lo voy a hacer.
Este post va a tratar un tema que empieza a preocupar en Europa y que lleva camino de convertirse en una amenaza para la convivencia y la continuidad de los valores por los que se ha regido este continente.
Europa se ha encontrado a raíz del 11-S en Nueva York, del 11-M en Madrid y sobre todo del 11-J en Londres con una amenaza muy seria como es el islamismo radical, casi siempre ligado al terrorismo.
El asesinato en el 2004 del cineasta Theo Van Gogh a manos de un joven radical islámico hizo que los holandeses cambiaran su percepción sobre el sistema multicultural de integración de inmigrantes, principalmente en lo referente a los musulmanes. Ahora, el 47 por ciento de los holandeses dice ser menos tolerante. El resto de Europa, temerosa de atentados terroristas, sigue los pasos de Holanda.
Desde los atentados de julio del 2005 en Londres, el Gobierno ha endurecido la legislación antiterrorista. A partir de ahí, se empezó entonces a considerar la inmigración como una amenaza para la seguridad del país, sobre todo al saberse que 25 por ciento de los musulmanes residentes en Reino Unido compartían los motivos que alegaron los terroristas. El modelo británico, alabado hace dos años, de crear una sociedad multicultural, ya es abiertamente criticado. Con dicho modelo, se pretendía, que las minorías religiosas y culturales tuvieran derecho a conservar y fomentar su identidad a la vez que adquirían una conciencia ciudadana en el país de acogida. Pero esto último que era voluntario no se llevó a cabo.
El primer ministro holandés entre 1994 y el 2003, Wim Kok, iba a trabajar en bicicleta. Ahora hay diputados, amenazados de muerte, que viven en casas secretas y viajan en autos blindados y con escolta.
La muerte de Van Gogh abrió la caja de los truenos en Holanda. El ministro de Economía, Gerrit Zalm, declaró "la guerra al fundamentalismo islámico", y su compañero de Interior, Johan Remkes, dijo: "Sólo con la represión podremos contra los peores canallas".
Holanda, con 16 millones de habitantes, tiene un millón de creyentes en Alá, y las estadísticas dicen que, para el 2020, serán la mitad de la población de las grandes ciudades. Los anteriores gobiernos holandeses pensaron que animar a los inmigrantes a mantener su identidad cultural permitiría un retorno menos traumático a sus países de origen. Pero los "trabajadores invitados" trajeron a sus familias y se asentaron definitivamente. Los inmigrantes de paises musulmanes en ningún momento se plantaron o llevaron a cabo una integración tomando costumbres de su pais de acogida, sino que se encerraron en las de sus paises de origen. Quizás la línea que separa la diferencia cultural y la marginación social ha demostrado ser muy fina.
En Seine St. Denis, que es uno de los barrios de las afueras de París donde sucedieron los graves disturbios de finales del 2005 ( más de 11.000 autos y unos 200 edificios públicos incendiados), las autoridades han alertado sobre el cóctel explosivo que constituyen hoy en día numerosos jóvenes sin empleo adoctrinados por el Islam más integrista.
Este fenómeno de reislamización de una parte minoritaria de la comunidad musulmana inquieta. Los más alarmistas advierten que a finales del siglo XXI Francia podría convertirse en otro Líbano: un país al borde del estallido de comunidades rivales bajo la presión islamista.
El presidente Nicolas Sarkozy cumplió con su promesa de campaña de crear una cartera para la inmigración, a la que bautizó 'Ministerio de la Inmigración, de la Integración, de la Identidad Nacional y del Coodesarrollo'. Sin embargo, varios intelectuales le reprochan la unión de los términos inmigración e identidad nacional, una noción nacionalista fundada, según ellos, en la idea de que las relaciones entre Francia y el mundo islámico, especialmente el Magreb, tienen una dimensión social y política interna a través de la presencia de una comunidad de origen musulmán que suma en total casi cinco millones de personas de distintas nacionalidades (incluyendo a los inmigrantes turcos, de Oriente Medio, de África y de Asia), que disponen de más de 1.600 imanes, muchos de ellos financiados por gobiernos extranjeros (Argelia, Turquía, Marruecos y Arabia Saudí).
El wahabismo, procedente de Arabia Saudi, es la variable religiosa más estricta y extrema del Corán, convertida en cuerpo jurídico legal superior y de obligado cumplimiento para todos los creyentes. Su radicalidad ha sido fuente constante de conflictos con los países islámicos. Vivir como manda el Corán e interpretar los conflictos de nuestros días a la luz de las enseñanzas del Corán, sin apartarse ni una coma de lo allí contenido tiene, es lo que se pretende sin ningun tipo de laxitud.
El wahabismo fuera de las fronteras de Arabia Saudí, es un manifestación del poder de Arabia Saudí y una forma de imperialismo que ejercen con la financiación de madrasas (escuelas fundamentalistas). En Arabia Saudi y prácticamente en ningún otro país musulmán están permitidas iglesias de otros cultos y creencias.
En España y Reino Unido, existen gran numero de estas “madrasas” y el debate ha salido a la luz publica.
El programa Dispatches, del Channel 4, pudo
emitir un reportaje grabado con cámara oculta en varias de las más importantes mezquitas británicas, entre ellas la de Green Lane (Birmingham). El reportero descubrió que en ellas se predicaba el supremacismo islámico, el odio al judío y al cristiano y el sometimiento de la mujer.
¿Qué impide al wahabismo saudí hacerse con toda una red de colegios islámicos que eduquen a los hijos de los millones de musulmanes que ya viven en países europeos en las mismas ideas yihadistas que se propugnan en sus mezquitas?.

¿Es aceptable en estos paises europeos una norma que justifica la guerra santa o que dice que la mujer irá tapada y mirando al suelo y que podrá ser golpeada por su marido?.
La dejadez en la defensa de la cultura occidental y la compartimentación multicultural de la sociedad lleva tiempo manifestándose en España. Lo primero ha sido permitir el velo islámico en la escuela pública. Se ha dicho que no permitirlo atentaría contra la libertad religiosa, contra los derechos individuales.
En España, la izquierda contempla esta muestra de atraso, integrismo y misoginia como un feliz ejemplo de diversidad étnica y cultural que la escuela debe promover.
La derecha, que no cree en todo ese relativismo cultural y moral, en muchos casos prefiere obviar las normas o evita promulgar nuevas normas que creen algún conflicto con el
islamofascismo, para "facilitar la escolarización" de las niñas musulmanas. Y todo por miedo a ser tachados de islamófobos, cuando es precisamente a las niñas musulmanas a las que el Islam tapa la cabeza con ese
maldito velo por considerarlas inferiores. Lo que se está haciendo es, lejos de sosegarlo, avivar el avance del fundamentalismo yihadista en España.
El ex ministro británico de Exteriores y actual líder de los Comunes, Jack Straw, ha levantado una gran polémica al invitar a las mujeres musulmanas residentes en Reino Unido a quitarse el velo que les cubre el rostro.
Jack Straw, que es diputado por la circunscripción de Blackburn, con un 30% de musulmanes, dijo que el velo supone una "afirmación visible de separación" entre dos interlocutores, lo que provocó irritación en muchos sectores de la población islámica.

Desde 2004 rige en Francia una ley sobre el laicismo que prohíbe la exhibición de símbolos religiosos de cualquier tipo en las escuelas entendiendo que el laicismo es el "mejor modo de respetar las libertades religiosas". El presidente Sarkozy dio en el punto cuando expresó: " Si yo me quito los zapatos al entrar en una mezquita, es lo propio que el musulmán se quite el velo al entrar en una escuela". Ninguna persona racional lo podrá acusar de islamofobia a Sarkozy.
Vale la pena transcribir unas líneas que pude leer en otro blog.
“Los europeos hemos olvidado la mejor lección del paladín de la tolerancia en la Ilustración, Voltaire, cuando nos advertía de que la tolerancia, fruta dulce y exquisita, sólo podía florecer si se combatía su antónimo, la intolerancia, disfrazada con sus habituales ropajes de fanatismo, superstición y tiranía.Nuestra sociedad posmoderna ha olvidado esta impagable lección de la Modernidad, y por culpa del pensamiento débil que se adorna con las galas flácidas del multiculturalismo, el pacifismo, el rehabilitacionismo y el relativismo, hemos dejado entrar en nuestra sociedad abierta el germen de la intolerancia, que en este nuevo siglo se llama islamismo"
Les dejo ahora a ustedes, compañeros bloggers, que reflexionen….